Puntos clave
- El informe define la tokenización como el proceso de generación y registro de representaciones digitales de activos tradicionales en plataformas programables, destacando su potencial para transformar el funcionamiento de los mercados financieros mediante capacidades multiactivo y multifunción.
- Los bancos centrales se enfrentan a decisiones críticas sobre su papel en los sistemas tokenizados, entre ellas si deben proporcionar banco central dinero como activo de liquidación y cómo supervisar estos nuevos acuerdos manteniendo la estabilidad financiera.
Los acuerdos sobre tokens podrían remodelar la estructura del mercado financiero
El Banco de Pagos Internacionales (BPI) ha publicado un informe exhaustivo en el que examina cómo la tokenización podría alterar fundamentalmente la estructura de los mercados financieros. El informe, publicado en octubre de 2024, sugiere que los acuerdos de tokens -infraestructuras que apoyan las transacciones con tokens digitales- podrían permitir que múltiples activos, funciones y partes operen en plataformas únicas, reduciendo potencialmente la fricción en las transacciones financieras y mejorando la asignación de recursos.
Según el informe, estos acuerdos difieren de los sistemas convencionales al permitir combinar en plataformas unificadas diversas funciones de los mercados financieros, desde la negociación hasta el procesamiento postnegociación. Esta integración podría agilizar las operaciones y reducir costes, aunque el BPI subraya que su adopción sigue siendo incierta y dependerá de diversos factores, como los marcos reguladores y la demanda del mercado.
Las ventajas y los riesgos deben considerarse detenidamente
Aunque la tokenización ofrece ventajas potenciales como la mejora de la transparencia y la reducción del riesgo de liquidación a través de la liquidación atómica, el informe advierte de que estos beneficios conllevan importantes retos. El BPI identifica varios riesgos clave, como los problemas de gobernanza, los posibles conflictos de intereses cuando se combinan múltiples funciones en plataformas únicas y la posibilidad de fragmentación del mercado si los diferentes acuerdos sobre tokens no pueden interoperar eficazmente.
El informe hace especial hincapié en que, si bien los acuerdos de tokenización podrían reducir algunos riesgos tradicionales, podrían introducir otros nuevos o transformar la forma en que se manifiestan los riesgos existentes. Por ejemplo, los riesgos operativos y cibernéticos podrían manifestarse de forma diferente en los sistemas tokenizados, especialmente cuando se automatizan e interconectan múltiples procesos.
Los bancos centrales afrontan decisiones políticas críticas
Una parte significativa del informe se centra en las implicaciones para los bancos centrales, destacando varias consideraciones políticas clave. Los bancos centrales deben decidir si proporcionar dinero del banco central como activo de liquidación para los acuerdos de tokens y cómo hacerlo, potencialmente a través de versiones tokenizadas del dinero del banco central o conectando los sistemas de pago existentes a plataformas de tokens.
El informe también aborda el debate en curso sobre las stablecoins como activos de liquidación, señalando que, aunque algunas iniciativas están explorando su uso, las stablecoins suscitan inquietudes sobre la estabilidad de precios, el reembolso a la par y la concentración de riesgos. El BPI sugiere que los bancos centrales podrían tener que considerar cuidadosamente su respuesta política a las stablecoins, subrayando al mismo tiempo la importancia de mantener la "unicidad del dinero", es decir, el concepto de que las distintas formas de dinero deben ser intercambiables a la par.
Los resultados sugieren que, si bien la tokenización es prometedora para mejorar la eficiencia del mercado financiero, su desarrollo requiere una cuidadosa supervisión y coordinación entre las iniciativas del sector privado y las políticas de los bancos centrales. El informe concluye que el impacto futuro de la tokenización sigue siendo incierto, y que los resultados dependen en gran medida de la adopción del mercado, los marcos regulatorios y las decisiones políticas de los bancos centrales.