Puntos clave
- Una encuesta del Deutsche Bank revela que el 59% de los consumidores cree que el efectivo seguirá siendo relevante, y el 44% prefiere el efectivo a las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC).
- La preocupación por la privacidad es un factor importante en la reticencia de los consumidores hacia las CBDC, y sólo el 16% de los encuestados espera que se conviertan en opciones de pago habituales.
Preferencias de los consumidores en la era digital
Una reciente encuesta realizada por Deutsche Bank en Europa, Reino Unido y Estados Unidos ha arrojado luz sobre la actitud de los consumidores hacia los métodos de pago tradicionales y las nuevas monedas digitales de los bancos centrales (CBDC). El estudio, que incluyó a 4.850 participantes, revela una fuerte preferencia por el efectivo y las tarjetas de pago convencionales frente a las monedas digitales respaldadas por los gobiernos.
Según la encuesta, el 59% de los encuestados cree que el efectivo siempre será relevante en el panorama financiero. Y lo que es más sorprendente, el 44% de los encuestados declaró que preferiría utilizar efectivo antes que CBDC. Esta preferencia por los métodos de pago tradicionales persiste a pesar de que el 94% de los bancos centrales de todo el mundo están estudiando la implantación de CBDC.
Marion Laboure y Sai Ravindran, analistas del Deutsche Bank, señalaron: "La pandemia provocó un cambio hacia los pagos digitales, pero el efectivo sigue siendo relevante". Esta observación pone de relieve la resistencia del efectivo frente a los rápidos avances tecnológicos y los cambios de comportamiento de los consumidores.
Preocupación por la privacidad y brecha generacional
Uno de los principales factores que impulsan la desconfianza de los consumidores hacia las CBDC es la cuestión de la privacidad. Muchos encuestados, especialmente en Estados Unidos, expresaron su preocupación por el nivel de anonimato que ofrecen las monedas digitales respaldadas por el gobierno. De hecho, el 21% de los encuestados estadounidenses manifestaron su preferencia por las criptomonedas privadas como Bitcoin, al considerar que ofrecen mayor privacidad que las CBDC.
La encuesta también reveló una división geográfica en las preferencias de privacidad. Los consumidores europeos mostraron una mayor inclinación por el efectivo debido al anonimato que proporciona, en comparación con sus homólogos del Reino Unido y Estados Unidos.
Curiosamente, el estudio puso de relieve un cambio generacional en las preferencias de pago. Mientras que las generaciones de más edad tienden a preferir el efectivo, la pandemia del COVID-19 ha acelerado la adopción de métodos de pago digitales entre los consumidores más jóvenes, en particular la Generación Z.
Iniciativas de los bancos centrales y escepticismo de los consumidores
Pese a la tibia acogida de los consumidores, los bancos centrales siguen adelante con el desarrollo de las CBDC. La encuesta indica una creciente división entre el interés de los usuarios por las CBDC mayoristas y el escepticismo sobre su uso minorista. Las recientes iniciativas del Banco Nacional de Suiza (SNB), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de la Reserva Federal de Nueva York demuestran una mayor atención a las aplicaciones mayoristas de CBDC.
Sin embargo, el escepticismo público sigue siendo elevado. Sólo el 16% de los participantes en la encuesta cree que las CBDC se convertirán en opciones de pago generalizadas. Esta reticencia queda aún más patente en un reciente informe del Banco de Canadá, según el cual el 86% de los canadienses se opone a los CBDC, y el 92% prefiere el efectivo a un dólar canadiense digital.
El futuro de los pagos: Un acto de equilibrio
A medida que el mundo financiero siga evolucionando, está claro que será crucial encontrar un equilibrio entre los métodos de pago tradicionales y los digitales. Mientras los bancos centrales impulsan el desarrollo de las CBDC, el apego de los consumidores al efectivo y la preocupación por la privacidad pueden frenar su adopción generalizada.
La encuesta del Deutsche Bank subraya la importancia de abordar las preocupaciones de los consumidores, en particular en relación con la privacidad y la confianza, a medida que se desarrollan e implantan los CBDC. Como concluyen Marion Laboure y Sai Ravindran, "Aunque el cambio hacia los pagos digitales es innegable, el efectivo sigue siendo el método preferido para muchos consumidores, lo que pone de relieve la necesidad de un ecosistema de pagos diverso e inclusivo."
A medida que los bancos centrales y las instituciones financieras naveguen por este panorama cambiante, tendrán que encontrar la manera de integrar la seguridad y la familiaridad del efectivo con la eficiencia y la innovación de las monedas digitales para satisfacer las diversas necesidades de los consumidores del siglo XXI.